martes, 27 de noviembre de 2012

Cuarta noticia

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/11/27/madrid/1354002010_177822.html

No se puede privatizar la sanidad. Bajo ningún concepto la salud de las personas puede convertirse en mercancía. A raíz de lo que comentaba un compañero en clase ayer, dejémonos de creer en discursos demócrata-liberales porque no reflejan la realidad. La realidad es una nueva ofensiva capitalista, histórica, que nos intentará convencer bajo cualquier medio de que las cosas son así, para que normalicemos la realidad y nos olvidemos de que hubo otra alternativa. Hay que mantener la sanidad y no normalizar ni justificar que una persona enferma no pueda ser operada por no poder costearlo.

Más bien preguntémonos por qué al rey, con su edad, se le opera en las mejores condiciones posibles de la cadera, cuando muchos viejos en este país sufren del mismo problema y están siendo rechazados por ser demasiado mayores.

Ahí está la igualdad de los liberales.

martes, 20 de noviembre de 2012

Tercera noticia

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/11/19/madrid/1353357554_585276.html

Si nos privatizan la universidad, el último espacio de libertad y pensamiento crítico de nuestra sociedad, que responde a una lógica diferente a la capitalista, y la guían cada vez más en esa dirección mediante nuevos planes de estudios que generan "eficacia y adecuación con el mercado", entonces la universidad dejará de ser lo que es.

De esta forma, esta institución sale a la calle, para protestar, en forma de clases abiertas para la ciudadanía, para demostrar que el conocimiento y la cultura, la investigación y la innovación, la formación, tan necesarias en nuestras sociedades, necesitan estabilidad y presupuesto para desarrollarse, ya que cumplen una función enormemente importante, y no pueden depender bajo ningún concepto de los vaivenes del mercado capitalista.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Segunda noticia

Segunda noticia:

http://internacional.elpais.com/internacional/2012/10/11/actualidad/1349977044_969816.html

Guido Mantega, ministro de economía de Brasil y "hombre fuerte del Ejecutivo" de Dilma Rousseff, afirma que las medidas empleadas en Europa para luchar contra la crisis no son efectivas. Aunque eso ya lo sabemos todos, está bien que alguien "importante" lo señale. Añade que las medidas solo son efectivas superficialmente, esto es, que "podrán acabar con el estrés de los mercados, pero no van a resolver la cuestión central, que es la de la recuperación económica".

La estrategia definida por Alemania, que nos lleva al desastre, no es una buena solución y las economías de los países de la UE seguirán cayendo durante años. Es decir, que la estrategia solo pretende resolver el problema de la deuda y no tiene una contrapartida que impulse el crecimiento de nuevo. Esto es evidente, y también es evidente que la insolidaridad de Alemania va a terminar por perjudicarla también a ella pronto.

Por tanto, la conclusión reside en que Europa se va al desastre como no nos unamos de una vez y pensemos en términos de solidaridad y responsabilidad entre todos.

"Los deseos conducen a la permanente preocupación y decepción, ya que todo lo que se desea de este mundo es miserable y corrupto".

El mero hecho de desear revela la insatisfacción personal y material, el estar incompleto, el necesitar más cosas para sentirnos llenos y felices. De ahí viene la preocupación y la decepción, hermanas de las expectativas creadas con cada nuevo deseo. Si bien nuestro mundo tal y como lo conocemos, de seres humanos imperfectos que cada día se hacen más daño los unos a los otros y se despegan más de la naturaleza, es corrupto y miserable, alimenta también estas miserias y estos deseos, que por definición estarán contaminados y enfermos.

El marketing y la publicidad no son más que instrumentos del capital, del rey de nuestro mundo, para exorbitar estos deseos, elevarlos a necesidad y alejarnos más y más de lo que somos, puro amor, para creernos que debemos de poseer mucho para ser mejores que el otro.

Ciertamente hay algo que funciona mal en este paradigma de pensamiento y es preciso volver a las raíces antes de autodestruirnos.